Una batalla que libramos los padres a diario es la de que nuestros hijos mantengan ordenado su dormitorio.
Los pequeños se ponen a jugar y todo es risa y diversión hasta que llega la hora de recoger los juguetes y dejar todo en su sitio.
En el post de hoy te traemos algunos trucos para ganar esta batalla, o al menos, intentarlo.
Como todo en la vida, los hábitos se adquieren a base de repetición.
Llegado el momento tenemos que ponernos firmes con nuestros hijos y enseñarles que, cuando algo se saca, luego hay que recogerlo.
Al principio costará y tendremos que ayudarles, pero poco a poco lo interiorizarán y aprenderán que simplemente es lo que hay que hacer.
No es necesario que ese momento se convierta en lo peor del día.
Podemos hacer que lo vean como la parte final del momento del juego.
Hay que hacerles entender que es mejor recoger para que sus juguetes no se estropeen y que así tenemos espacio para hacer otras cosas.
También es importante que les expliquemos dónde va cada cosa y porqué.
No tienen que percibir recoger su dormitorio como una mera orden, sino que pueden comprender los motivos para que les resulte más fácil hacerlo.
Cuando lo hagan, debemos reconocerles el esfuerzo.
Esto no significa que tengamos que recompensarlo, pero si indicarles que lo han hecho genial.
Además de enseñarles el hábito de recoger su dormitorio, es importante que le pongas facilidades.
Los muebles son parte fundamental a la hora de mantener el orden.
Elige mobiliario que disponga de almacenamiento suficiente para guardar todas sus cosas y que éste sea fácil y cómodo de utilizar.
Hoy en día el diseño está al servicio de la funcionalidad.
Podrás encontrar muebles con armarios empotrados que aprovechan hasta el último centímetro.
También camas con multitud de amplios cajones para que nada se quede sin guardar.
Las estanterías también serán grandes aliadas, en ellas podemos colocar cuentos u objetos que los pequeños no necesiten tener tan a mano.
Lo importante es que nuestros hijos asimilen el acto de ordenar su dormitorio como algo natural que hay que hacer cuando se ha terminado de jugar y no como una orden o un castigo.