Los importantes cambios que se están produciendo en el hábitat en los últimos años vienen provocados por una serie de transformaciones en el entorno sociocultural y económico que han iniciado diferentes reacciones en los usuario y en los mercados.
Los valores emocionales mantienen su importancia, pero ahora es necesario que vayan de la mano de una mayor eficiencia por parte de todos: una oferta adecuada al precio por parte de las empresas y un ajuste de los presupuestos por parte de la Administración Pública y de los ciudadanos-consumidores. El consumo sigue reclamando su dosis de emoción y los productos seguirán siendo algo más que productos en la medida en que son capaces de representar símbolos reconocibles por todos. En este sentido, el componente emocional sigue siendo importante, pero no puede disociarse del contexto de crisis. En algunos casos, incluso de disfrazará con una “ilusión de racionalidad” para ser acorde con la sensibilidad del momento.
El usuario también ha modificado su lógica en cuanto a la adquisición de productos. Buscando el bienestar sin excesos, intentando así racionalizar el consumo. Vemos como el consumidor trata de evitar todo lo superfluo en los productos que adquiere, y ello también se refleja en la comunicación de éstos. Según el estudio Understanding the Post-Recession Consumer, publicado en Harvard Business Review, la simplicidad es una tendencia que se está acelerando con la crisis económica y tendrá un desarrollo mayor en el largo plazo debido a un cambio en las costumbres de los consumidores.
El hábitat ha sufrido modificaciones y variaciones en los últimos años y se han convertido en un reflejo más de los cambios que se están produciendo en nuestro entorno sociocultural. No sería lógico que la situación del hábitat no cambiara como respuesta a una situación socioeconómica en continuo movimiento y agitación.
Resurge con fuerza, al igual que sucede globalmente en el consumo, la idea de modernización y nacionalización a la hora de consumir hábitat. Este hecho, que a primera vista puede parecer negativo, se convierte también en un marco de nuevas oportunidades y posibilidades.
[…] Este cambio de rumbo se entiende en el diseño para el hábitat a través de distintos valores, tales como: